sábado, 30 de diciembre de 2017




EL SEGUNDO SEXO


Simone de Beauvoir ya lo dijo hace nada más y nada menos que medio siglo: el concepto de mujer es un producto cultural obra de la sociedad, realmente no nace de esta manera, se le obliga a ser así. No existe un alma femenina ni masculina que afecte a la manera de ser de una persona.  Cada ser humano se realiza a través de sus acciones. Esto ya lo habían dicho algunos filósofos antes que ella, pero Simone de Beauvoir profundiza en esto refiriéndose al rol de la mujer prefijado por la sociedad. Heidegger, filósofo existencialista del siglo XX, describía al hombre como “Da sein” (ser ahí) que consistía en varios puntos de los cuales uno decía que, pese a poder hacer elecciones, el número y el tipo de elecciones posibles venían determinadas por nuestras “circunstancias”, es decir, cosas como el lugar donde hemos nacido, nuestra familia, nuestro físico, el marco social y político del lugar etc. Una mujer es capaz de hacer elecciones, sí, pero se ven limitadas por las circunstancias que la sociedad impone sobre ellas. Un ejemplo muy claro del pasado es que a las mujeres no se les permitía llevar pantalones y si lo hacían eran despreciadas por ello. Si una mujer era valiente, aventurera o, por ejemplo, físicamente más fuerte que un hombre, se le llamaba marimacho. Esto mismo también ocurría con los hombres que intentaban hacer “cosas de chicas” como jugar con muñecas o aprender a bailar ballet. La sociedad les reducía su número de elecciones. Ocurría algo más en las mujeres: aparte de reducir sus elecciones no se le permitía construirse a partir de estas pues siempre se la definía como esposa, hermana, hija, pero nunca como persona independiente.  Lo que Simone de Beauvoir pedía con esta reflexión parece más simple de lo que es: la mujer debe librarse de este rol que la sociedad le impone y construir su propio proyecto de vida por sí misma. Bien después de oír todo esto, ¿crees que la mujer lo ha conseguido? He estado durante todo el texto refiriéndome a cosas que ocurrían en el pasado, ¿pero ocurre esto también en la actualidad? Por desgracia sí. Las ideas de las cosas que son “para chicas” y las cosas que son “para chicos” aún están muy arraigadas en la sociedad y pese a que un niño pueda jugar con muñecas recibirá burlas por parte del resto, como si estuviese mal lo que hace. Aún podemos ver a grandes mujeres que hicieron mucho por la humanidad siendo definidas como la “mujer de”. Mismamente en nuestros apuntes de filosofía podemos ver a Simone de Beauvoir como “compañera de J.P. Sartre, pero sin embargo en la página donde habla de Sartre no se ve en ningún momento el “compañero de Simone de Beauvoir”. Y como estas situaciones hay muchas, muchísimas más. Frente a esto solo podemos hacer una cosa: luchar. Luchar por una sociedad que no limite las oportunidades de la mujer y si crees que no puedes hacer nada estas equivocado pues el cambio solo puede venir de la mano de cada uno y “cada uno” te incluye a ti.